jueves, 27 de septiembre de 2018

Mi parto (segunda parte)

Pasadas las horas de dilatación, y llegado el momento del expulsivo todo se para, es el momento cumbre, donde voy a participar en el nacimiento de mi hijo, mi marido por fin ve que la espera termina.
Lo siguiente pasó muy rápido, mi matrona vino a hacer un tacto para ver como iba la cosa, y para mi sorpresa se dirigió esta vez al Señor J: "Uy, quieres ver la cabeza de tu hijo".
Empezaron a traen carritos, la cuna para el pediatra y le trajeron un batín verde al Señor J para no mancharse y le cubrieron las zapatillas. Ahí empecé a llorar, me puse un poco nerviosa y tenía miedo, pero estaba ilusionada. Ya llegaba el momento que tanto estaba esperando, iba a convertirme en madre en cuestión de minutos.
Entró mucha gente, enfermera, pediatra, matrona, ginecólogo y matrona en prácticas. Me subieron la cama y me pusieron las piernas en posición. Mi bebé estaba listo, me agarré a las barras y esperé instrucciones del médico. "Empuja!" Me salieron las fuerzas de las mismísimas entrañas. "Para!" la matrona y el ginecólogo vieron que podía desgarrarme por una parte, pero que al no ser una zona peligrosa no harían corte y dejarían que se desgarrara solo. "Empuja de nuevo!" Volví a empujar. Cabeza fuera. Con el esfuerzo no escuché el "Para!", y empujé más de la cuenta, lo que me produjo el desgarro. Mi niño venía con una vuelta de cordón pero con la mano entre el cuello y el cordón, por lo que no hubo problema, aunque en ese momento cualquier cosa te pone el corazón a 100. El ginecólogo enseguida quitó el cordón y me volvió a decir que empujara. Mi bebé salió. Cortaron el cordón y me lo pusieron encima.
No puedo llegar a este momento sin una lágrima y un suspiro, para mi fue un momento muy intenso, rompí a llorar y creo que el papá también se emocionó. Mi niño lloraba con fuerza, estaba calentito y muy resbaladizo. Era increíble tenerle en brazos. Estaba en ese momento que tanto había soñado, que tantos vídeos y fotos había visto, que tan lejano e imposible veía. Era mi momento, nuestro momento, el nacimiento de nuestro hijo.
El pediatra lo examinó, yo le pregunté varias veces si estaba bien, no pude verle entero por la postura, pero me lo devolvió a los dos minutos diciéndome que estaba muy sano. Me ayudaron a ponerle al pecho. Se enganchó enseguida y empezó a succionar. Qué dolor! Pero que bonito. Con 10 minutos de vida y ya enganchado, qué gozada.
A todo esto el ginecólogo seguía cosiendo... "Solo han sido 3 puntos", pero ya había dado bastantes más. Sufrí un pequeño desgarro exterior de 3 puntitos, algo pequeño, pero por dentro fue algo más que no quiso ni decirme, pero que no me preocupara que lo dejaría todo perfecto. Se lo enseñó a mi marido (qué cosas) ya que las curas tendría que hacerlas él.
No me dejaron llevarlo en brazos hasta la habitación (protocolos del hospital), asique llegó en brazos de su padre a conocer a sus abuelos que esperaban ansiosos.
Nació a las 9 de la noche, 12 horas de parto, pesó 3,010 y midió 51 cm.
Un precioso bollito de leche que nos hizo inmensamente felices.


Señora S.

miércoles, 26 de septiembre de 2018

Mi Parto (primera parte)

Madre mía, que de tiempo ha pasado ya sin escribir nada. Pero me he sentido tan absorbida por la experiencia que ni me planteaba perder un segundo en nada que no fuera mi bebé.
Pero ya estoy de vuelta por aquí, después de varios meses y con muchas cosas que contar. La pena ha sido no haber tenido tiempo (ni ganas) de escribir antes, ya que algunas cosas las veo desde otra perspectiva pasado el tiempo, sobre todo el postparto.
Empezaré contando mi parto, ya que desde la semana 28 poca novedad hubo, excepto que seguí engordando, cogí la baja y el cansancio se hizo horroroso.
En mi semana 38, lunes 18 de junio, tenía que ir a monitores por 2ª vez. La semana anterior tenía el cuello casi borrado, pero no tenía síntomas de que el parto estuviera cerca. Creía que no habría mucha novedad, pero al examinarme el ginecólogo me indicó que estaba dilatada de 2 cm, las pulsaciones del niño habían disminuido un poco en relación con la semana pasada y la placenta estaba empezando a envejecer.
Después de decirme todo esto "me dio a elegir", o esperar y que pudiera haber complicaciones o irme esa misma noche al hospital y al día siguiente inducirlo. Obviamente hice lo que él me aconsejaba y le dije que nos íbamos al hospital.
Según salí de su consulta rompí a llorar de los nervios, pero me alegraba de que estaría todo muy controlado, y habíamos llegado al final del embarazo.
Hicimos maletas, comimos algo y nos fuimos al hospital. Allí me pusieron monitores una hora pero poco más.
Habitación del hospital

Esa noche fue emocionante, ya teníamos una cunita preparada a nuestro lado, en menos de 24 horas le veríamos la carita.
A las 9 de la mañana vinieron a buscarnos, nos instalamos en el paritorio y empezó todo: Me pusieron la vía con el suero, el enema (que desagradable!, pero ya estaba limpia para el resto del día), y la oxitocina. Empiezan las contracciones. No noto nada. Me suben la oxitocina. Sigo sin notar nada. Al cabo de un par de horas empiezo a notar "dolores de regla". Pasada otra hora más no se parecían nada a dolores de regla.
Tuvimos la suerte de que era la única ese día que iba a parir en ese hospital, por lo que la atención sería totalmente para mi. Mi matrona era muy simpática y muy atenta, y me dijo que al ser inducido podían ponerme la epidural cuando quisiera, que no tenía porqué sufrir, y que le parto no se pararía (cosas que lee una por ahí).
Como tenía la vía y los monitores no podía moverme más de dos pasos de la cama, por lo que opté por pedir la epidural. Fue muy desagradable, no solo el pinchazo (que también) si no el latigazo que me dio en la pierna y la sensación de frío entrando en mi espalda. Pero al momento la sensación fue muy agradable... ¿Sabéis esa sensación en la cara cuando el dentista te pone anestesia?, pues eso de cintura para abajo.
Solo estaba de 4 centímetros y habían pasado unas 4 horas por lo que nos relajamos. De echo yo me dormí una hora. No sentir nada y estar tumbada en una cama es muy aburrido.
Se pasó el ginecólogo para verme y como no había avanzado decidió romper la bolsa. Otra sensación desagradable, que aunque no fue dolorosa sentí mucha presión y a partir de ahí estaría soltando líquido casi constantemente.
(Arriba las constantes del bebé, abajo las contracciones de dos en dos)

Sobre las 7 de la tarde me dijeron que estaba de 8 centímetros y que faltaba muy poco. Tonta de mi le pedí a la matrona que me bajaran la epidural, ya que no sentía nada y no podría empujar. En qué momento... Casi de repente empecé a notar las contracciones, y mis piernas volvieron a tener sensibilidad total. Pero en cuestión de minutos las contracciones se hicieron insoportables, mi marido me agarraba y yo no podía dejar de revolverme en la cama. Otra dosis de epidural. Todo volvía a ser maravilloso....