martes, 21 de febrero de 2017

Samanta Villar


Al final he caído, no soy inmune a la polémica que esta periodista ha levantado por una entrevista, y he estado leyendo verdaderas barbaridades y también verdades como puños. Creo que todo el mundo sabrá ya que ha escrito un libro sobre su experiencia como madre y las primeras declaraciones han sido que ha perdido calidad de vida, que no es más feliz, y que ha llegado a la maternidad "engañada".

Desconozco lo que dice en el libro porque no lo he leído, aunque creo que trata bastante el tema de la ovodonación y los tratamientos de fertilidad en España, ya que ella ha pasado por ello. Pero sus declaraciones no han dejado indiferente a nadie, y a mi me produce sentimientos encontrados.
  • No entiendo como alguien que llevaba tanto tiempo intentando ser madre y que ha pasado por tratamientos de fertilidad, puede ahora arrepentirse. Esto no es un camino de rosas y creo que hay que estar convencido para intentarlo todo. Como infértil, me duelen esas palabras.
  • Creo que para hablar de una experiencia como es la maternidad, hace falta más de 21 días, y más de un año. De hecho creo que el primer año puede ser agotador, pero más superficial en cuanto a educación, ya que he visto como mi sobrina de 3 años ha puesto en jaque a sus padres, con situaciones que no saben controlar, mi sobrina de 10 ya tiene un pavo muy serio, y sin embargo el pequeño de 7 meses está siendo un sol. Es posible que se haya precipitado.
  • En el fondo quiero pensar que es puro marketing, ha conseguido lo que quería, que se hablara de ella y de su libro. No existe la mala publicidad.
Pero también tengo que decir que estoy a favor de muchas cosas. Me alegro de esa moda (postureo o no) que hay de ciertas "malas madres", me gusta que haya cierta rebeldía hacia el estigma de ser una madre perfecta, y por su puesto, de que se diga y se hable de ello, y aunque suene hipócrita, a cada mujer que sale con esas se la crucifica. Yo lo comento aquí porque de eso va mi blog, pero con otros temas en muchos de sus programas no he estado nada de acuerdo con sus conclusiones o con la dirección que llevaba en sus reportajes. Quizá lo que critico no es el hecho de que se arrepienta, si no de que haya dicho que entró en la maternidad engañada. Vamos a ver, hiciste un programa mientras estabas embarazada sobre la maternidad, entrevistaste a personas que ya eran padres o estaban buscándolo, e imagino que no serás una marginada social y tendrás amigas con hijos que te cuentan sus más y sus menos.

Puedo llegar a entender su postura, su trabajo y su modo de vida han podido cambiar de una forma muy radical, es una persona que viaja y trabaja muchas horas, y quizá ahora tenga que renunciar a eso. Pero sigo pensando que era una cosa muy obvia.

No creo que sus palabras puedan hacer daño a sus hijos, porque como digo, es puro marketing, y si les quiere y se lo demuestra día a día, esto quedará en una anécdota, pero si realmente se arrepiente y no es feliz, esta entrevista es lo que menos dañará a sus hijos. De todas formas es su opinión, y no tiene porque ser la misma que la de otras, hay mujeres que su objetivo en la vida es ser madres, y otras se sienten realizadas con otras cosas, no son madres y son felices.

También hay que pensar que le han venido 2 de golpe, que hay gente que se ahoga en un vaso de agua y que efectivamente puede no ser como ella había idealizado. Pero algunas nos ahogaríamos en ese vaso con mucho gusto.

Y por último, y pensándolo mejor, preguntármelo de nuevo cuando yo sea madre.

Señora S

martes, 7 de febrero de 2017

¿Y si nunca llego a ser madre?


Se que acabo de empezar a buscar un embarazo, que no llevo nada intentándolo, que lo que me ha pasado no es nada comparado con lo que le ha pasado a otras parejas, pero esto no siempre me consuela, y muchas veces pienso en si podría vivir sin ser madre.

Posiblemente sería muy feliz, haría cosas que no podría haber hecho con hijos, y por supuesto dispondría de más tiempo y más dinero. El dinero es importante, pero es verdad que no da la felicidad, pero el tiempo lo valoro muchísimo, tengo muchas aficiones y pasar tiempo con mi marido, viajar, pintar, hacer fotos, es algo que nunca me gustaría dejar de hacer, aunque sea en pequeñas pinceladas del tiempo que pueda quedarme. De hecho, cuando tengo tardes enteras para pintar, o me tiro una mañana con la cámara y el photoshop, o esos fines de semana sin planes que nos vemos un montón de pelis y series si movernos del sofá, pienso que eso se acabará. Por supuesto que estoy totalmente convencida de que lo cambiaría por completo con los ojos cerrados, pero ¿y si luego lo hecho de menos? Posiblemente sí, pero se que no me importará, otras cosas buenas vendrán.
Si no fuera madre me imagino como llenaría mi tiempo y las cosas que haría, pero siempre queda la sensación de que precisamente hay cosas que quiero hacer con niños, que no se disfrutan igual.
Luego está mi marido, a él le gustan los niños, se que sería (y será) un padrazo, pero al igual que a mi le apetece hacer cosas con niños, con sus niños. Cuantas veces hemos visto una situación con niños en la que ha dicho "con nuestro hijo..." o "cuando tengamos niños...". Entre nosotros hemos aplaudido o criticado muchas conductas que hemos visto en otros padres, nos hemos ido marcando nuestras pautas de educación que aplicaremos o evitaremos (a veces sin éxito), pero siempre con ganas de ver como se nos dará a nosotros.

Mi padre dijo una vez que un matrimonio sin hijos es como un jardín sin flores. Claro está que esto fue hace muchos años cuando yo vivía mi soltería y comenté la posibilidad de no tener hijos (mentira cochina, y lo sabía). Pero me ponía ejemplos de matrimonios de conocidos entrados en una edad que por circunstancias no habían tenido hijos, y cuando eres joven puede estar bien, pero a cierta edad enriquece mucho, y a veces es lo mejor que te queda.

Al final el otro día se lo pregunté a mi marido, "¿y si no conseguimos ser padres?", "No pasa nada", esa fue su respuesta. Me tranquilizó mucho que lo tuviera asumido, o por lo menos que su felicidad no dependa de que lo consigamos. Pensamos en las cosas que haríamos, escapadas, un viaje largo al año, un coche "menos familiar", y por supuesto, pasar mucho tiempo con los sobrinos, tenemos 4, que queremos con locura, y a los que no me importaría dedicarles toda esa atención maternal que tengo guardada. Pero que desde el punto de vista de tía se vive de otra manera. Creo que me llenarían mucho, con el permiso de sus madres haría más cosas con ellos, y podría mimar sin la presión de educar, y seguro que me harían muy feliz.

No es por dramatizar, creo que si yo pasara por las historias que he leído, en las que pasan años de decepciones, matrimonios que se resienten y a veces se rompen, que su único objetivo en la vida se ha convertido en algo que posiblemente no llegue, eso te hace infeliz y te hace perder años de tu vida. Pero ¿cuándo parar?, ¿en qué momento dices "hasta aquí"?, ¿en qué momento te planteas una adopción?, ¿en qué momento te planteas una vida sin hijos? Me gustaría oír experiencias de mujeres que decidieron empezar a ser feliz con la vida que les ha tocado, porque es de una fortaleza muy grande, una capacidad de adaptación y una voluntad que no se si tendría.

Como ejemplo, leí una vez la historia de una persona a la que le tocó la lotería y dejó de trabajar, para siempre, se dedica a vivir con muchos millones, y su familia cercana está muy desahogada, y entonces yo pensé, eso puede pasarme a mi, y de vez en cuando hecho una primitiva o un euromillón, y cada vez que lo hago pienso en lo feliz que sería quitando la hipoteca a mi familia, dejando de trabajar y a vivir la vida. Pero cabe la posibilidad de que nunca me toque, y no puedo dejar que mi felicidad dependa de ello. Pues esto es así, estas navidades con el aborto tan reciente, me di cuenta de que no me hacía tanta ilusión como otros años ver el gordo de navidad, porque aunque me tocara no me haría feliz, y no me gustó esa sensación. Para mi la verdadera lotería era un embarazo sano, el hijo que tanto deseábamos, pero que parece cuestión de azar, un azar que no nos sonríe.

Asique cada día intento disfrutar del tiempo que tengo, de las siestas, de los viajes y teniendo claro que llegado el momento, si no conseguimos ser padres o no nos toca la lotería, podría seguir siendo féliz.

Seguiremos jugando.



Señora S.

jueves, 2 de febrero de 2017

Sentimientos encontrados


Ayer tuvimos la cita en clínica Eva. Antes de nada tengo que decir que la atención, la información y la comprensión fueron buenísimas, como no me había imaginado. Nos trataron con mucho tacto desde el momento 1. Como conté anteriormente fui en busca de información, de una segunda opinión sobre el papel, sabía que no éramos candidatos para un tratamiento de fertilidad por el momento, pero se podría complementar de alguna manera.
Y así ha sido, me confirman que por el momento no se podría hacer ningún tratamiento, ya que mi ginecólogo privado está pendiente aún de que me haga los análisis que me mandó después del segundo aborto, pero me llevé todos los papeles para que lo vieran en la clínica y me confirmaran que vamos por el buen camino. Y es así, pero me lo han ampliado algunas pruebas, o al menos lo que necesitan si tuviera que volver a ellos. Me han pedido la antimulleriana, y los cariotipos, cosa que tendré que pagar de mi bolsillo, pero no me importa, vamos a descartar muchísimas cosas, y tengo muchas ganas de ver si hay algo que falla. Eso sí, han descartado hacer por el momento el seminograma a mi marido. Me tendré que comer mis palabras, pero el factor principal a tener en cuenta soy yo.
Salimos contentos de que fueran sinceros, que no nos quisieran vender a toda costa un tratamiento que no necesitamos, pero no se por qué razón (quizá fue estar durante una hora hablando de que no conseguimos un embarazo viable), me sentí mal, tuve la sensación de que ya era una realidad, de que habíamos acudido a una clínica y que lo que oía que tenían que hacer otras parejas, ahora me estaba pasando a mi. Con el primer aborto empecé a leer muchos blogs y veía como algunas chicas hablaban de cosas que no entendía, y que ahora me se al dedillo, abreviaturas que tuve que buscar su significado, precios, tiempos, intentos...
La realidad me ha dado un tortazo, ni es tan fácil quedarse embarazada ni las clínicas de reproducción hacen milagros. Un 35%??!! ¿Enserio?, ¿voy a dejarme 3.000 € en un tratamiento porque no puedo quedarme embarazada y solo me dais un 35% de probabilidades de éxito? Quizá para alguien que nunca haya conseguido un embarazo eso sea mucho, pero mi experiencia y mi suerte me dice que yo ya he desafiado a unos porcentajes mínimos, ¿qué probabilidades hay de quedarse a la primera dos veces consecutivas?
Quizá sea suerte, y donde no la hemos tenido ha sido en el millón de cosas restantes que influyen sólo hasta la semana 12. Cada vez oigo más cosas que mirar, mas factores a tener en cuenta, más temas que podrían salir mal, que incluso estando bien, tampoco salga adelante.
Está claro que tienen que alinearse los planetas, y todos conocemos casos en los que no podían o les ha costado conseguir la paternidad, pero cuando alrededor ya no quedan, eres la única que se va quedando atrás, parejas que pensabas que por la edad o por el tiempo que llevaban intentándolo no podrían, pero se van quedando embarazadas, y tu sonríes y das la enhorabuena, pero ya no sabes que pensar.
Creo que nunca en mi vida he tenido tantas ganas de que me baje la regla. Tengo todos los papeles preparados, me se los horarios de los dos laboratorios donde puedo ir según el día (de lunes a viernes o sábado), he hecho limpieza para no llevar analíticas antiguas o las ecografías de los embarazos que no fueron tal, y solo me queda mirar la aplicación Clue, y ver pasar los días.

miércoles, 1 de febrero de 2017

Quememos cartuchos



          Después de empaparme bien de información de porqué los defectos cromosómicos son la causa más frecuente de aborto, y cómo se producen, me hacen pensar que esto es una lotería, es azar, el soldadito más rápido es el más tonto, y no puedo hacer nada.
          Me niego, seré controladora, pero viendo el resultado del azar, yo no tengo suerte, y no puedo dejarlo en manos del "destino". Hoy en día la medicina moderna me ofrece muchas opciones como para quedarme sentada esperando, cumpliendo años y sin saber si esto tendrá un final feliz. Se que ahora mismo parezco la típica obsesiva compulsiva, pero odio verme como una víctima, que cuando lo cuentes te miren con pena, empiecen a darte cariño y acabes tú por consolar a los demás. Pero si hago todo lo que esté en mi mano para conseguir mi objetivo, aunque no sea así, no me sentiré inútil, y podré tener una sensación de consuelo de "hago lo que puedo".
          Esta tarde tenemos cita en la clínica EVA. Me he tirado a la piscina. No vamos a meternos de primeras en ningún tratamiento de reproducción asistida, pero en mi última consulta con el ginecólogo dijo que normalmente la culpa de los defectos cromosómicos suele ser del hombre, y sin embargo soy yo la que tiene pendiente 2 analíticas.
          Y digo yo ¿por qué no podemos empezar las pruebas por ellos?, ¿por qué siempre somos nosotras las que nos sometemos a todas estas pruebas? Alguien me dirá que no solo tenemos que conseguir la concepción, si no que tenemos 9 meses de maratón. Vale, pero yo no paso de la semana 10 y ya me dicen que puede ser él. Pues con todo el dolor de mi corazón le propuse hacerse un seminograma, sí, con todo el dolor de mi corazón, porque se que él no tomaría la iniciativa, porque el estigma de que un hombre no pueda concebir parece un tabú, pero si nos pasa a nosotras... pobrecitas. Basta! no se lo impuse, pero le dije que si cabe la posibilidad de que nos dijeran que tiene un bajo porcentaje de espermatozoides sanos, tomo otro camino, y no me estoy haciendo pruebas y directamente voy a la solución, pero no volvería a quedarme embarazada con un alto porcentaje de fracaso. Además, esa prueba no le va a doler...



Señora S.