lunes, 26 de diciembre de 2016

Clue, todo bajo control



          Cuando algo me ronda la cabeza, busco inspiración, llámalo así o llámalo impaciencia, obsesión o control. Pero cuando algo tan importante como la búsqueda de un embarazo te ronda la cabeza buscas información, y buscando algún tipo de calendario o qué se yo, apareció ante mi la aplicación Clue. Por desgracia o por fortuna no me pagan por hacer este post, por lo que puedo decir libremente y con propia convicción que esta aplicación es maravillosa. Me lleva acompañando 2 años y seguramente me acompañe hasta la menopausia. Así, sin exagerar.
          Es una aplicación que va llevando un control sobre tus ciclos, busques o no un embarazo. Es bastante completa, puedes incluir la información que quieras, desde síntomas, hasta hábitos que quieras apuntar.
 
(No he encontrado la imagen en español, pero la aplicación sí la tenéis en español)

  Puedes configurar la información que quieres ver y proporcionar, por ejemplo, a mi solo me interesa saber mi ventana de fertilidad y mi regla, pero también podría ponerle si asoma el síndrome premenstrual o si tengo dolores. Para mi hay cosas de poca utilidad, como las emociones, el sueño o el ejercicio, pero para otras puede ser una agenda muy completa.
           Es verdad que tienes que llevar unos meses para que sea exacto en sus predicciones, ya que el primer mes me dijo que mi siguiente regla llegaría en 28 días... pobre, no sabe con quién había dado. Pero en cuanto le metí los datos de un par de meses ya me hacía predicciones más realistas.
          En su pantalla principal tiene un circulo que te indica en qué punto de tu ciclo estás y te sugiere que introduzcas los datos de hoy. Pero lo mejor es que puedes poner alertas para que te avise de cuando se acerca una ventana fértil o de si se está retrasando la regla.
          Si no le metes datos o se te olvida no pasa nada, puedes introducir datos de días pasados, y así recalcular y ajustar el ciclo. Aunque no buscara un embarazo yo me hacía mis test de ovulación y los apuntaba para así ir calculando mi fase lútea y hacer un promedio de mis ciclos.
          No hay nada como conocer el cuerpo de una misma, y para mí esta aplicación ha sido un descubrimiento. Os la recomiendo, además, es gratis.


         
 

domingo, 18 de diciembre de 2016

Mi primer positivo

  


          Preparados, listos, ya! Todo está preparado, análisis perfectos y nada me impide empezar la búsqueda. Y en ello estábamos, mi aplicación favorita me avisa de que se acerca mi ventana fértil, y lo compruebo con un test de ovulación. Positivo!! El Señor J feliz de que esa semana vaya a ser plena, y aunque pienso que rompe un poco el romanticismo y la sorpresa, no me gusta dejar las cosas al azar, pero el azar no es nada comparado con lo que la naturaleza nos tiene preparado...
          No soy de las que piensa que poniendo las piernas en alto vaya a conseguir algo, o que ciertas posturas sean más propicias, anda que no hay embarazos no deseados con la marcha atrás, con la regla y con diversos "métodos anticonceptivos" de dudosa fama. Lo que tenga que ser será, disfrutemos del proceso.
          Los 10 días siguientes a nuestra semana fértil estuvimos de viaje, y aunque sé que sería pronto yo me llevé un test de embarazo por si ese viaje pudiera ser un recuerdo aún más especial. Pero uno de los últimos días, a las 5 de la mañana lo intenté, pero no acerté muy bien, no tenía recipiente donde hacerlo y estaba muy dormida, asique como no vi que apareciera nada, lo volví a meter en su envoltorio y lo guardé en mi neceser. No lo tuve muy en cuenta, y dudaba que pudiera haberme quedado a la primera.
          Vuelta a casa. El mismo día que volvimos y deshacíamos maletas, neceser incluido, y mientras el Señor J bajaba al coche a por otro viaje, aparece el test fallido que me hice en el hotel. Casi me da un soponcio! Había una línea muy muy tenue, que aunque hubiera aparecido aquella mañana delante de mi cara, no la habría visto ni con lupa. Me senté del temblor de piernas que me dio. Cogí otro test nuevo, y aunque no tenía ganas de hacer pis, lo saqué de lo más profundo de mi vejiga. Positivo!, POSITIVAZO! Una línea nítida y oscura que aparecía por primera vez ante mi. Todos mis planes de como quería enterarme se habían ido al traste, quería que la próxima vez estuviéramos los dos, o guardar el test y dárselo de sorpresa en una cena, muy idílico todo... Imposible. De repente mis ojos empezaron a chorrear de alegría, miedo, pánico, felicidad, incertidumbre, susto, positivismo, sorpresa, amor y un no se qué, que no sabía que hacer.
          El susto que se llevó el Señor J fue mayúsculo. Entrar en ese momento y verme llorando como una magdalena, solo se le pasó por la cabeza que algo malo habría pasado, su cara fue un poema. En cuanto le dije que estaba embarazada entre lágrimas, (suerte que me entendió) fue genial, nos sentíamos los más afortunados del mundo. A la primera!
          Me llegué a sentir mal por esas amigas que no podían, que andaban con tratamientos de reproducción asistida, o incluso alguna pareja había empezado trámites de adopción, y yo en unas semanas les diría que me había quedado embarazada a la primera.
          Tenía cita ya programada con el ginecólogo hace semanas, por lo que solo me tocó esperar y disfrutar de todo lo que se me pasaba por la cabeza, estaba feliz y no había razones para asustarse más de lo debido, todo iba sobre ruedas.
          Sin síntomas muy acusados, en unas 2 semanas nos confirmaron el embarazo con la primera ecografía, estaba de unas 5 semanas, nada que añadir, solo que sí había algo ahí creciendo. No aguanté a contárselo a la familia, lo grabé en vídeo, y la alegría fue máxima.
          Fue la época más feliz de mi vida.


Señora S.

domingo, 11 de diciembre de 2016

Empezamos con mal pie

    
    
      La decisión de escribir este blog ha llegado en un punto que no está en ninguna parte, no veo la luz al final del túnel, pero tengo un trecho recorrido. Por lo que me gustaría hacer varios post de lo que comenzó hace dos años y que yo divido en varias etapas.

Fue hace 2 años ya cuando a menos de 5 meses de mi boda me planteo dejar la píldora. Queríamos tener familia desde hacía ya unos meses, pero decidimos pasar primero por la boda por aquello de no tener responsabilidades y disfrutar de la fiesta que supone. Como toda mujer, ingenua e inocente, piensa que dejando la píldora poco antes, no tardaría más de unos meses, con suerte, en conseguir un embarazo. Internet está plagado de estadísticas y la teoría todos la sabemos. Pero yo que soy muy controladora me preparo una cita con el ginecólogo para llenarme de información y hacerme los chequeos previos al maratón. Afortunadamente dispongo de seguro privado, y mi primera opción es ir al privado, y posteriormente con el embarazo más avanzado llevarlo por la SS también. Pero además busco un ginecólogo que tenga un buen horario, que se aparque bien y esté en mi localidad.
         
Con estrellitas en los ojos y risa nerviosa le digo a mi ginecóloga "quiero ser madre!!". Analítica y citología encargada, píldora a la basura, "hola ácido fólico!!". La vida es maravillosa, y empiezo a remangarme para bucear en el mar de información de internet.
No tan rápido amiga. Lo que voy a contar a continuación habría sido de otra manera (y de hecho lo fue) si no hubiera ido a esa clínica. La doctora se puso muy seria y me comentó que había salido en mi citología un virus llamado VPH, virus del papiloma humano. La primera vez en mi vida que oigo ese nombre. Me lo pintó muy negro, me habló de las posibilidades de cáncer, de que me olvidara por el momento de un embarazo, y que tenía que ponerme por todos los medios una vacuna que me costaría 240 € (dos dosis de 120 €). Imagina tal noticia a unos meses de casarme...
         
A partir de esa cita fue cuando mi marido empezó a acompañarme a todas las citas médicas, porque yo no pude transmitirle toda la información, me había quedado en la palabra cáncer y el resto de la conversación está borrosa. Pero el Seño J empezó a informarse, empezamos a ver que no parecía tan grave como nos lo habían pintado y que la vacuna parecía no ser un milagro. Pues bien, el destino quiso que el día que iba a ponerme la vacuna la doctora no estuviera y no dejara dicho que iba a ir por allí. Para mi fue una señal, necesitaba una segunda opinión.
         
Busqué otro ginecólogo, me daba igual el aparcamiento y el horario, busqué reputación y opiniones. Ojalá hubiera ido allí desde el principio. No dije nada de mis resultados anteriores, llegue a la consulta diciendo que quería ser madre, sin estrellitas en los ojos y sin risa nerviosa, pero sí con un atisbo de esperanza de que esto solo fuera un error y un susto pasajero. Ni una cosa ni la otra. Me confirmaron el virus, pero no me hablaron de cáncer, de vacunas o de que no podría ser madre.
         
No quiero tocar mucho el tema del virus porque sí es cierto que es peligroso, que es una enfermedad de transmisión sexual y que puede matar. Pero también es cierto que la cepa que yo tenía no era la peligrosa, pero no es recomendable quedarse embarazada con él. No existe tratamiento, pero me tranquilizó que me dijera que en menos de un año lo expulsaría yo sola, durmiendo bien y comiendo sano.
         
 Unos 6 meses después salió negativo, no había rastro de virus, una buena noticia.
        
  Empezamos de nuevo.


Señora S.

lunes, 5 de diciembre de 2016

Érase una vez...


          El porqué de este blog es, quizá, algo de autoterapia (la palabra autoayuda no me gusta). Necesito gritarlo pero no me sale, me encuentro totalmente muda por fuera, pero chillando a pleno pulmón por dentro. Imagino que si estás leyendo esto es porque algo te trajo aquí, algo que podamos tener en común, algo que compartir.
          No pretendo dar consejos, aleccionar a nadie, ni ser una gurú de ningún tema. Esto es única y exclusivamente un diario, donde contar mi experiencia, exteriorizar pensamientos y poder aportarte un sentimiento que yo he encontrado en otros blogs: que no estas sola. Yo he encontrado bastante comprensión y gracias a las palabras de otras he podido definir ese sentimiento que no sabía ni como explicar. Quizá publicándolo por aquí duela menos, o aporte comprensión a alguien en la misma situación, pero lo que más espero, es que en un futuro sí pueda poner que todo salió bien, y que por fin, he conseguido mi objetivo. Después de dos abortos tengo miedo y esperanza a partes iguales, y veo que me sumerjo en un mundo de incertidumbre del que no se ve el final con facilidad.
          Todo empezó hace dos años cuando el Señor J y yo nos propusimos ampliar la familia. Nos casábamos en 4 meses y no queríamos demorarlo más de la luna de miel.
          Ilusos...