jueves, 8 de noviembre de 2018

Mi lactancia

 
Cuántas veces me pregunté por qué había tanto artículo, tanto libro, tanto en torno a lactancia, cuántas veces pensé que le daban demasiada coba a algo tan simple como "se llena la teta de leche - el niño se toma la leche- y vuelta a empezar". Ilusa...

En el hospital

Se enganchó a los 10 minutos de nacer, después de que lo viera el pediatra, me lo colocó y le metió mi pezón en la boca. Fue un poco brusco pero entiendo que es importante conseguirlo cuanto antes. Nunca olvidaré esa primera sensación, era un poco doloroso, hacía mucha succión, estaba estresado, acababa de pasar por una experiencia muy mala. Pero fue una sensación muy bonita.
Las horas posteriores no fueron como imaginé, tenía hambre, quería estar constantemente enganchado y me faltaba práctica en la postura. Era muy pequeñito y yo muy primeriza. Pero el Señor J me colocaba una almohada debajo o me levantaba la cama cada vez que lo necesitaba.

Nació un martes, el jueves seguía sin subir la leche y la succión cada vez era más dolorosa. Por lo que el ginecólogo vino y nos enseñó como alimentarle con leche artificial sin interferir en la lactancia: le ponía al pecho y me tiraba la leche por encima para que resbalara hasta su boca. La cosa era engañarlo y cuando succionaba me tiraba la leche, (me puso perdida). Pero el principal problema es que se quedaba dormido constantemente, y nos pasábamos la toma intentando despertarle.
Le vio el pediatra y me dijo que si en un par de días no me había subido la leche que le diéramos biberón. Las hormonas me hacían negarme y no querer que mi lactancia peligrase. Pero el ginecólogo volvió a verme para darme el alta y me contó las consecuencias de que no me subiera la leche. Deshidratación y desnutrición que podrían crearle problemas muy graves a nivel intestinal y neuronal.

En cuanto llegamos a casa el viernes el Señor J bajó a por un bote de leche a la farmacia.

Las primeras semanas

Ahora lo entiendo todo, creo que no he consultado tanto internet como con la lactancia. Poquitas cosas crean tanta inseguridad como el saber si tu hijo se está alimentando bien. Le dábamos un biberón de 30 ml después de mamar, pensando que si lo rechazaba estaría saciado, pero lo aceptaba la mayor parte de las veces. No se lo dábamos en todas las tomas, pero sí en la mayoría. Me arriesgaba a que rechazara el pecho, pero seguía ofreciéndoselo constantemente, en cuanto le veía con signos de hambre, sin dejarle llorar.
Empecé a sacarme leche solo para comprobar cuanto producía, y luego se lo dábamos en un biberón. En este primer mes no conseguí sacar más de 30 o 40 ml.

Las noches eran matadoras, ya que comía cada hora u hora y media, alguna vez hacía 2 horas.
Quería dejar la lactancia a cada momento, el cansancio y el dolor me estaban matando. No me salieron grietas pero los pezones me ardían como en carne viva y el roce de algunas camisetas me quemaba. El Purelan se convirtió en mi mejor amigo, tenía un bote en el salón y otro en el dormitorio.

 La única manera de producir más leche es poner mucho al bebé a mamar y/o sacarte la leche. Y esto lo subrayo por todos los bulos que circulan por ahí de superalimentos, hierbas, homeopatías y jugos mágicos. Solo la buena alimentación hará que haya una buena producción y de buena calidad.

Primer cumplemes

Estando en la playa tuve momentos buenos y malos, no estaba en casa, pero tenía a mis padres cerca y cuatro manos más ayudan. Lo único que me dejaba tranquila del todo es lo rápido que estaba cogiendo peso, hubo semanas de medio kilo, el resto entre 300 y 400 gramos, cuando lo que me dijeron fue entre 150 y 250 gramos a la semana.

Al poco de cumplir el mes decidí­ establecer su primera rutina: a las 8 de la tarde el baño, un biberón y a la cama. Aunque era muy pequeño, todos los dí­as así­ y poco a poco me di cuenta de que fue una muy buena decisión. Habí­a dí­as que nos daban las 11 de la noche, pero en menos de un mes estábamos cenando a las 21 o 21:30, y ese momento de descanso lo era todo para mi.

Seguía con dolor en el pecho, sobre todo cuando empezaba a mandar, luego iba pasando. Fuimos eliminando biberones, en plena noche ya no le dábamos y por el día se tomaba un par de ellos, contando el de la cena. Yo aún así me sacaba la leche, y cuando juntábamos una cantidad de 60 ml ese era el biberón que le dábamos.


Dos mesecitos

Volvimos a casa para sus primeras vacunas, las de los dos meses. Esa fue la primera vez que comprobé lo de la "tetanalgesia". El dolor de la vacuna lo curó mi pecho, o al menos lo alivió.
Empezó a hacer tomas más espaciadas y ya no se dormía tanto, el pecho ya no me dolía casi nunca y la técnica de sacarme discretamente la teta en cualquier sitio estaba dominada.
El señor J se incorporó a trabajar y eso para mí supuso unos días malos y creo que mi bebé también lo notó.
Las noches empezaron a ser bastante buenas, dormía 12 horas con 4 tomas aproximadamente. Muy llevadero.
Pero por el día se empezó a hacer difícil descansar, unos vecinos estaban de obras, esas obras que duran meses, que tiran paredes y que dan golpes desde las 9 de la mañana hasta las 6 de la tarde. Estábamos a finales de agosto, y en la calle no se podía estar a partir de las 11. Lo que por suerte me obligó a coger el coche por primera vez yo sola. Lloraba mucho por estar solo y atado, pero



enseguida empezó a acostumbrarse, porque me pasaba horas paseando por los centros comerciales. Aire acondicionado, sofás cómodos, salas de lactancia no tan cómodas, baños y sitios donde comer algo.
Lo único con lo que tenía que tener cuidado era con los aires acondicionados, taparle a él y taparme a mi cuando estuviera mamando.

Los 3 meses

Dos días antes de que cumpliera 3 meses me incorporé a trabajar a media jornada. Que locura! pensaron muchos, pero hice esto precisamente por él. Mi trabajo es de horario partido de 9 a 14 y de 16 a 19, lo que supone estar 10 horas sin ver a mi bebé. Incompatible con la lactancia materna. Por lo que estaría toda la mañana con él, y solo estaría con las abuelas 2 horas hasta que llegara el Señor J.
Otra rutina que intenté establecer sin mucha presión es que durmiera la siesta a las 14 de la tarde, así podía comer justo antes de irme a trabajar y para las 19:30 ya estaría yo para darle un chupito antes del baño.
Si había comido mucho no le daba y como mi pecho venía cargadito de estar casi 4 horas sin sacarme me lo sacaba y así dejaba un biberón de mi leche para el día siguiente.
Como dormía bien, el mismo día que me incorporé a trabajar le pasamos a su habitación. Nos lo puso fácil, no notó la diferencia. Me puse un sillón para darle el pecho allí, y aunque me tenía que levantar de la cama descansábamos mejor, mi hijo es muy ruidoso durmiendo, sueña mucho y se mueve, y de esta manera el vigilabebés solo se activaba con un quejido más alto.
Al final de los 3 meses empezó la llamada "Crisis de lactancia" o "Crisis de crecimiento", mi bebé se enfadaba mucho mientras comía, quería comer más a menudo y mi pecho empezó a molestarme cuando llegaba a casa de lo hinchado que estaba.

Los 4 meses

La famosa crisis puede durar varias semanas, con días mejores y días peores, pero mi cuerpo se adaptó y podía sacarme hasta 120 ml de leche. Mi bebé tuvo noches de solo pedir 2 veces y otras 3 o 4, pero ya no quería dejarlo, me veía capaz de llegar a los 6 meses aunque tendría que cortarlo antes, ya que al poco de cumplir los 6 meses me incorporaría del todo y la lactancia no es compatible con mi trabajo.
A una semana y media de hacer los 5 meses quise correr mucho y cometí el error de adelantarle a mi bebé los cereales (sin gluten, claro). Le dí a probar una papilla pequeña, a medio día después de la teta, dos cucharaditas de cereales con unos 40 ml de mi leche. Que rico! Se reía y se relamía. Le encantaban. Solo lo comió dos días. Las dos noches que pasamos fueron para olvidar. Se despertaba cada hora, a veces cada media hora, estaba muy incómodo y se tiraba constantemente pedos que olían mal, cosa rara en él. No le estaban sentando bien, y la intención era introducir los cereales y quitar alguna toma de pecho para poco a poco ir destetando y que por la noche nos durara un poco más.
He rectificado una decisión por primera vez, y ha sido por querer correr. La pediatra me dijo que lactancia exclusiva hasta los 6 meses y eso es lo que intentaremos hacer.

Aunque me quedan todavía varias semanas está cerca el comienzo del destete, que por supuesto será gradual y respetado, sin ofrecerle pero sin negárselo, con ración doble de mimos y con la participación más activa de papá.
La lactancia es difícil pero bonita, alimentar a tu bebé con tu cuerpo no tiene precio.
Sacrificada pero muy cómoda, no tengo que preparar nada para salir de casa.

Si en algún momento te has sentido como yo y has querido dejarlo, hazlo, pero hazlo convencida, solo porque tú y/o tu bebé queréis, que no te pueda la culpa, que la sentirás, pero también te digo que si quieres seguir, es lo mejor que puedes hacer por tu bebé y te mando todo el ánimo posible para continuarla.

Señora S.

















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